dimecres, 30 de desembre del 2009

GARO Fanfic – Regreso de los exiliados, 8


Capítulo 8: Búsqueda


– Veo que lograste despertar al “bello durmiente” –ironiza Rei al entrar, haciendo que sus dos compañeros levanten sus ojos del libro que tienen abierto en la mesa.

– Se ha despertado él solo –puntualiza Jabi.

– Mejor. –Rei se aproxima a ellos y deja caer un periódico sobre la mesa–. Porque tenemos trabajo.

Jabi y Koga leen el titular: “Aún sin pistas sobre los autores de las misteriosas mutilaciones”.

– ¿Mutilaciones? –se sorprende Koga.

Rei se apoya en la mesa con ambas manos.

– Tremendos arañazos en cualquier parte del cuerpo, o mordiscos. En el momento del cierre del diario se contaban siete víctimas. Dos de ellas han muerto desangradas.

El joven observa el efecto que la noticia tiene en sus dos compañeros, toma asiento junto a ellos, y prosigue:

– Han rastreado el origen de estos incidentes hasta el caso de Kaoru, el primero que hubo. Los supervivientes hablan de gente que los agrede de repente, sin causa alguna. Otros dicen de animales inusualmente grandes.

– ¿Animales? –vuelve a preguntar Koga.

– Fíjate. –Toma el periódico y lee un párrafo.– “Yoshio Mutsuda refiere que fue mordido por un caniche, pero del tamaño de un tigre”. –Vuelve a observar a los otros ocupantes de la mesa–. ¿Véis? Esos horrores se pueden metamorfosear en cualquier tipo de ser, pero no pueden aumentar ni disminuir de tamaño. La verdad, no me atrae la idea de enfrentarme con una abeja de este calibre.

Koga y Jabi se miran entre sí.

– Entonces, ¿hay más de uno? –pregunta ella.

– Probablemente –dice Koga–. El libro –ladea la cabeza ligeramente hacia el que hay en el mesa– habla de toda una raza de horrores.

– Y que además parece pueden colaborar entre sí –añade Rei–. ¡Increíble!

– Según el libro –explica Jabi– son más inteligentes, y por eso pueden hacerlo. Pero también son más vulnerables cuando tienen hambre. Entonces, sus instintos los gobiernan. Tienen, como uno de sus puntos débiles, una protuberancia a la altura del vientre que, destruida, interrumpe su capacidad para sentirse saciados. Entonces se convierten en máquinas de matar.

– ¡Menudo punto débil! –exclama Rei, sarcástico–. O sea, que para acabar con él hay que rebentarlo de comida. ¿Alguna idea de dónde sacamos el excedente alimentario? –Silencio– ¿Hay más “buenas” noticias?

– El metal del alma no los mata ni los sella, aunque los hiere —responde Koga–. Pero son mucho más vulnerables al Fuego Guía.

– Y se reproducen –añade la sacerdotisa.

– ¡Un momento! –Rei se ha casi levantado de su silla–. ¿Queréis decir que esos bichos no han nacido de las secreciones de Meshia?

– Seguro que sí –explica Jabi–, pero al parecer ésta es la raza original de los horrores, y tienen otros atributos. Quizá sean incluso una especie distinta.

– Es decir, que hay machos y hembras entre ellos.

Jabi se encoge de hombros.

– Si los horrores posteriores no tienen sexo, quizá éstos sean hermafroditas.

– Hay que preveer –interviene Koga– que cuando necesiten refuerzos recurran a ello. No sabemos cuánto tiempo precisan para dar nacimiento a un nuevo horror. O a más de uno. Ni sabemos cuán corta o larga su infancia puede ser.

– Es decir –concluye Rei– no sabemos si pueden pasar de siete a catorce o a cien en unos pocos días.

*     *     *
El trío hace experimentos con el trozo de antena que Rei cortó al horror que trató de matar a Koga. Rei lo somete a una ráfaga de Fuego Guía, y Jabi, con un extraño artilugio a base de piel de no se sabe qué animal, intenta detectar la resistencia de las células del horror.

– Muertas –dictamina– pero no sabemos si en un horror vivo serán más resistentes.

– Puedes apostar tu pincel mágico a que sí –replica Rei.

– Disculpenme.

Los tres se giran hacia la puerta. Gonza se halla en el umbral.

– Señor Koga, un mensajero requiere su presencia.

– Firma tú la recepción, como siempre –replica el dueño de la casa.

– Insiste en que ha de entregarlo en mano.

Molesto, Koga deja a sus compañeros.

El mensajero deja en sus manos un paquete rectangular en el cual podría caber, según el parecer de Gonza, un electrodoméstico pequeño. Pero hay agujeros en ambos lados. Y se mueve. También le entrega una carta a su nombre.

Un bebé. Dentro hay un bebé. Koga y el mayordomo se miran con asombro.

– Debe haber un error –dice Gonza–. ¿A quién se le ocurre enviar un bebé por correo? ¡Ésto es denunciable!

El joven mira nuevamente al pequeño ser con creciente inquietud, antes de abrir la carta.
*     *     *

¿Por qué?

De pie, inmóvil frente al sentado y estático cuerpo de Kaoru, la mente de Koga se precipita en un torbellino de conjeturas.

– No la condenes antes de permitir que se explique. Ya lo hiciste una vez y metiste la pata, ¿recuerdas?

Koga sabe que Rei tiene razón, pero ¡qué hacer con todas las dudas que lo asaltan! El bebé tiene unos tres meses, dice Jabi. Tuvo que nacer en Italia. Y ser engendrado allí. La única persona a la que adora en el mundo le ha engañado, y para ocultarlo ha abandonado a su hijo. Doble engaño, y ahora hay un niño sin padres. ¿Podrá volver a confiar en ella?

– Oye, Koga –Jabi interrumpe sus cábalas– es evidente que hay alguien muy interesado en acusar a Kaoru. Si no fuese así, el “paquete” habría venido a su nombre, y no al tuyo. Sólo por ésto, ya merece el beneficio de la duda.

El cierra los ojos con fuerza, su enfado en aumento. Una mano fuerte se posa sobre su hombro derecho. Él está a punto de girarse bruscamente y dar un golpe al responsble, pero se contiene a tiempo.

– Por favor. –La voz de Jabi habla con una suavidad que desmiente el poder de su brazo–. Recuerda que ese horror ha debilitado tu espíritu. Tú nunca has manifestado tus dudas, ni siquiera crees en ellas. Tu poder más grande ha sido arrebatado, no lo olvides, amigo mío.

¡Quán cierto es lo que ella dice! Koga no se reconoce a sí mismo, pero no sabe cómo recuperar su verdadero ser. Todo cuanto puede hacer es contemplar a su hierática amada y gritarle en silencio que lo ayude a aclarar sus dudas.

– Ruego que me disculpen. –Gonza entra con un periódico en la mano–. Me encargaron que comprara el de hoy.

Rei se acerca a recogerlo.

— Gracias.

Gonza desaparece y Rei se sienta a buscar nuevas notcicias que les den información útil sobre los movimientos de los horrores Bariri. Jabi se acerca al pequeño, acostado en un sillón.

– ¿Cuánto hará que no ha comido? Ni siquiera ha llorado, ni ha dormido...

Rei y Koga se vuelven hacia ella, pues ninguno de los dos ha atinado a darse cuenta de todo éso. Rei regresa a su lectura, pero Koga se acerca al niño, desconcertado.

– ¿Por qué tiene que llorar?

Jabi rompe a carcajadas.

– Koga, tienes que ser padre, así te enterarás de lo que es un niño.

Antes que él considerara si replicar o no, Rei exclama:

– ¡Mirad ésto!

Ambos se le acercan, y él lee:

– “...Además , cabe destacar el fallecimiento de un niño de quince semanas, al serle casi arrancada una pierna.”

Tres pares de ojos se vuelven, cautelosos, hacia el pequeño ser del sillón.
*     *     *

– Ese maldito escudo está drenando tu energía, ¡tienes que destruirlo! –exige Rei.

– Si no puedo curar a Kaoru, no.

– ¿Y qué pasará cuando el padre o la madre del bebé horror vengan a por él? Ese pequeño monstruo casi te pega un mordisco, pero estabas demasiado distraído y tu reacción ha sido lenta. ¡Así no sirves, entérate de una vez!

Koga mira con fijeza a su colega, y luego, a la silenciosa sacerdotisa.

– Entonces, ayúdame a intercambiar mi sangre con la de Kaoru.

– ¿Otra vez con éso? –protesta ella.

– O éso, o nada.

– ¿Por qué no se lo preguntas a Kaoru? –replica la joven–. ¿No crees que estás tomando demasiadas decisiones por ella? ¿Acaso le pediste su opinión antes de congelarla en el tiempo?

– ¡Por supuesto que sí! Y le prometí deshacer el hechizo cuando obtuviera la cura.

– Entonces, despiértala –interviene Rei–. Que ella decida si acepta el intercambio de sangre, o si desea probar el Fuego Guía.

– Pero –protesta Koga– aunque hemos visto que ha acabado eficazmente con el horror niño, ¡esa intensidad de Fuego podría matarla!

– ¡Deja que lo decida ella! –El grito de Rei es concluyente. Luego, con más suavidad–. Además, siempre hay la posibilidad de volverla a congelar, ¿no?

dissabte, 26 de desembre del 2009

GARO Fanfic – Exiled’s return, 7


Chapter 7: Ghosts


Next morning Rei, with one of his shorter swords, partially collapses the spell protecting the Shrine of Darkness, and the trio can go into its area.

“Good hiding place” the younger knight admits. “It’s unvisible from outside but, look at what it’s behid the spell!”

It is a black and almost cubic structure on one level and, contrary to what would be normal, made of stone. It is without any windows or architectural ornaments, or steps, or anything that catches your attention, except its shape, stuff and color.

“Plain essence” Jabi concludes after watching it. “This building was made to bear something as dark as genuine”.

“And, you think we will find here something about the Bariri horrors?” Kouga adds pragmatically.

“ ‘Legendary horrors capable of becoming physically and auric the humans they choose’, the Enciclopaedia said” she replies. “I understand that here there’re stored the most old and obsolete books and, also, the most dangerous ones. I don’t know where else we could find a legend”.

“Zaruba” Rei turns to Kouga’s ring, “this is the place where Barago found the book that got him lost, doesn’t it?

“Indeed”.

“Look”.

Jabi points to a metal plate attached near the doorway, inscribed with the text: ‘Honorable guests, take care of the spirits of those ones who remained here’.

“So, it’s a graveyard or a cursed place?” This idea looks to amuse Rei, but it does not deserves the consideration of his two workmates.

They cross the threshold, and there is a hallway with some doors. The ceiling is invisible, so hight it is. Soon, their trained eyes to the darknes can see a room.

“Fascinating!” Jabi rushes there. “It’s a real sanctuary!” When Kouga and Rei get there, she adds: “Or, at least, it was at some point”.

At the middle a platform raises, where the priest did his job. Jabi jumps up quickly. Its floor lights up.

“Jabi, I think you should get down” Kouga says. “We don’t know what it was and, apparently, it still works.”

She ignores him and looks for a meditative state, until she gets dizzy and is dropped by both knights.

“Incredible!” She says after recovering. “I had a vision of the world of the horrors, I know it was!”

“Don’t do something as stupid as that again” Kouga scolds her. “You haven’t been trained to practice in a sanctuary”.

“You know something, Kouga? You're getting more grumpy than usual”.

Afterwards, they spread over the rooms of the hall. Rei’s inspection is very slow. Each step he does, every place his eyes fix, show him a strange book, a curious artifact or a bag full of some apparently unknown substances. He has a trouble concentrating on what they have come to do.

Jabi feels suddenly trapped by the archaic objects which, in its time, had to be useful. She recognizes ones and deducts the use of others, but some few ones are an enigma to her. She feels tempted to take away some of them to be studied in her spare time. But, at last, she holds under the folds of her full skirt a book entitled The Shrine of Darkness.

Kouga knows what they are looking for, and puts all his attention on it. He reads titles and opens cupboards, and nothing can distract him. Until a book falls right at his feet. He turns to see the cause of such an unexpected landing, without success. He understands that the book seeks to him. He feels invaded by the reminding of what happened to Barago in this place, but he reads its title anyway: Advanced Attack and Defense.  He leafs it, curious, but soon his fingers stop in one of its pages, which he reads eagerly. Until he hears Jabi’s voice.

“I’ve found it!”

Kouga save the ancient book in an inner pocket of his trench coat and goes to her.

*     *     *

Twenty-four hours later Rei and Jabi try to enter into Kouga’s house, but no one comes to open the door.

“Didn’t we agree to meet at this time”?

Rei does not respond, but pulls out a wire from inside his black trench coat and puts it in the lock of the door.

“Why am I not surprised that you knew to do that?”

Jabi displays a sly smile when asked, but Rei does not seem to find it funny.

“If my dad had come to learn it” he says, “I'd be screwed”.

A ‘click’ marks the opening of the door. They enter. On the little table in the spacious lobby there is an envelope, and the letter apparently contained inside it, on the floor. Rei pull it up to put in on the table, but a casual glance at its content does stop him to read it.

“Stupid!” he exclaims, drawing the attention of his fellow. “He has brought Kaoru from the hospital, with the explicit opposition by the doctor!”

“Don’t be so surprised. What could the doctor do?”

“Firstly, if she stays here, he’ll be more distracted. Besides, why discharging her from the hostpital, if we can’t do anything for her either?”

Jabi shrugs.

“He's in love. You’re worrying too much about it”.

The young knight shakes his head in disbelief, but Jabi has stopped to attend him and goes to the salon”.

“What’s the...”

She rushes into the room and Rei hurries behind her.

It is a strange scene. Kaoru, sitting on an armchair, so much hieratic. Stiff. In front of her, on the floor, Kouga looks to have been left where and how he fall down.

Jabi can not wake up Kouga. He’s dull, she finds out after touching his aura with her hand.

Surprised because Kaoru looks foreign to everything happening there, Rei aims to shake her with a hand, but he seizes it away and screams. He rocks it with his face contorted with pain.

Jabi takes out her attention from his childhood friend. Rei's hand is rarely pale, swollen, and still aching. She touches it. It is hard as a stone. She turns to the girl on the armchair.

“ There’s some kind of energy surounding her. What’s this?”

The priestess watches that there is a medium sized book on the floor. A very old one. She picks it up.

Advanced Attack and Defence” she reads, and eyes it. “Do you bet that he found it inside the Temple of Darkness?”

“He's insane!”

Rei began to notice that his damaged hand softens, gradually returning to normal. By her side, Jabi has found a white paper, a modern one, among the pages of that book.

“This’s what he’s made: a shield of time” she concludes, after reading the marked page.

“A what?”

“A spell capable to isolate a being or a thing inside a capsule where time has stopped to run” she says.

Rei, shaking his hand almost restored, looks at the unconscious Kouga with some admiration.

“So, he’s managed to protect her”.

Jabi, which has taken away her eyes from reading, adds:

“But the power invoked by him to pass through himself in order to be controlled, and I fear that it may have damaged him”.

“I knew something was wrong. He’s lost any consciousness of his limits”.

“He never really had them” Jabi says, sitting beside the young man on the floor. “Kouga has lived on the edge of destiny, remaining balanced, yearning no more than necessary. But, he’s lost his link with his heart and, now, he’s a man in the jaws of that same fate”.

“His weakness has turned his love into an obsession”.

“Shut up. That sounds like an epitaph”.

dissabte, 5 de desembre del 2009

GARO Fanfic – Regreso de los exiliados, 7


Captítulo 7: Fantasmas


Por la mañana Rei, con una de sus espadas, interrumpe parcialmente el hechizo que protege al Templo de las Tinieblas, y el trío puede entrar en su recinto.

– Buen escondrijo –admite el joven–. Desde fuera ni siquiera se ve. ¡Pero fijáos en lo que oculta!

Es una estructura negra casi cúbica, de una sola planta y, contrariamente a lo que sería normal, de piedra. Sin ventanas, ni adornos arquitectónicos, ni escalones, ni nada que llame la atención, salvo su forma, sustancia y color.

– Esencia desnuda –concluye Jabi, tras observarlo–. Este edificio se hizo para servir de sorporte a algo tan oscuro como genuino.

– ¿Y crees que aquí encontraremos algo sobre los horrores Bariri? –añade pragmáticamente Koga.

– “Horrores legendarios capaces de convertirse, física y áuricamente, en el humano al que escoja”, dice la enciclopedia –responde ella–. Tengo entendido que aquí se guardan los libros más antiguos y obsoletos, y también los más peligrosos. No se me ocurre en qué otro lugar podríamos encontrar una leyenda.

– Zaruba –Rei se vuelve hacia el anillo de Koga–, aquí es donde Barago encontró el libro que lo perdió, ¿verdad?

– En efecto.

– Mirad.

Jabi señala a una placa metálica adherida junto al dintel de la puerta, grabada con el texto: “Honorables visitantes, cuidáos de los espíritus de los que aquí se quedaron”.

– A ver si resultará que es un cementerio o un lugar maldito–. Tal idea parece divertir a Rei, pero no merece la consideración de sus dos compañeros.

Cruzan el umbral, y se hallan en un pasillo con algunas puertas. El techo es invisible. Al fondo, sus ojos entrenados a la oscuridad ven una sala.

– ¡Fijáos! –Jabi se precipita hacia allí–. ¡Es un auténtico santuario! –Cuando Koga y Rei llegan añade:– O, almenos, lo fue en algun momento.

En el medio hay una plataforma elevada, el lugar donde el sacerdote hacía su trabajo. Jabi salta encima con agilidad. El suelo se ilumina.

– Jabi, creo que deberías bajar de ahí –dice Koga– no sabemos para qué servía, y parece que aún funciona.

Ella lo ignora y se pone en actitud meditativa, hasta que se marea y los dos caballeros la bajan.

– ¡Extraordinario! –dice al recuperarse–. He tenido una visión del mundo de los horrores, ¡sé que lo era!

– No vuelvas a hacer una tontería como ésa –la riñe Koga–. No has sido entrenada para ejercer en un santuario.

– ¿Sabes una cosa, Koga? Te estás volviendo más gruñón que de costumbre.

A continuación se reparten por las habitaciones del pasillo. Rei avanza muy despacio en su inspección. Cada paso que da, cada lugar en el que fija sus ojos, le muestran un libro insólito, un artefacto curioso o un saco con sustancias aparentemente desconocidas. Le cuesta trabajo concentrarse en lo que han venido a hacer.

Jabi se ve de pronto atrapada por los arcaicos objectos que, en su momento, debieron ser útiles. Reconoce a algunos y deduce el uso de otros, pero unos pocos son un enigma para ella. Se siente tentada de llevarse consigo uno de ellos para estudiarlo en sus ratos libres, pero acaba guardándose entre los pliegues de su amplia falda el libro que estaba junto a él, titulado El Santuario de las Tinieblas.

Koga sabe lo que busca y pone toda su atención en ello. Lee títulos y abre armarios sin que nada logre distraerle. Hasta que un libro cae justo a sus pies. Se vuelve en busca de la causa del inesperado aterrizaje, sin éxito. Comprende que el libro lo busca a él. El recuerdo de lo que le pasó a Barago en este lugar lo invade, a pesar de lo cual lee el título: Ataque y Protección Avanzados. Lo ojea, curioso, pero pronto sus dedos fuerzan la detención en una de sus páginas, la cual lee con avidez. Hasta que oye la voz de Jabi.

– ¡Lo encontré!

Koga se guarda el libro en un bolsillo interior de su gabardina y acude junto a ella.

*     *     *
Veinticuatro horas después Jabi y Rei tratan de entrar en casa de Koga, pero nadie acude a abrir la puerta.

– ¿No quedamos en reunirnos a esta hora?

Rei no responde, pero saca un alambre de dentro de su gabardina negra y lo introduce en el paño de la puerta.

– ¿Por qué no me sorprende que sepas hacer ésto?

Jabi muestra una sonrisa pícara al preguntar, pero Rei no parece encontrarlo divertido.

– Si mi padre hubiese llegado a enterarse –comenta– me las habría cargado.

Un “clic” señala la apertura de la puerta. Entran. Sobre la mesita del amplio vestíbulo hay un sobre, y la carta que al parecer contenía se halla en el suelo. Rei la recoge para dejarla en la mesita. Pero un casual vistazo a su contenido lo hace pararse en seco a leerla.

– ¡Será estúpido! –exclama, llamando la atención de su compañera–. Ha sacado a Kaoru del hospital y se la ha traído, ¡con la oposición explícita del médico!

– No sé por qué te extraña. ¿Qué iba a poder hacer el médico?

– Para empezar, si ella permaneciese allí, él se distraería menos. Además, ¿para qué darle el alta si aquí tampoco podemos hacer nada por ella?

Jabi encoge los hombros.

– Está enamorado. No le des más vueltas.

El joven caballero sacude la cabeza, incrédulo, pero Jabi ha dejado de hacerle caso y se dirige hacia el salón.

– Pero qué...

Ella se precipita dentro de la estancia y Rei acude enseguida.

Una extraña escena. Kaoru, sentada en un sillón, hierática. Rígida. Delante de ella, en el suelo, Koga parece haber sido dejado donde y como cayó.

Jabi no puede despertar a Koga. Desvitalización extrema, dictamina tras haber tocado su débil aura con una mano.

Sorprendido porque Kaoru parece ajena a todo cuanto sucede a su alrededor, Rei  pretende sacudirla en un brazo, pero aparta la mano con un grito. Se la acuna, su cara contraída por el dolor.

Jabi aparta su atención de su amigo de la infancia. La mano de Rei está extrañamente pálida, hinchada, y sigue doliéndole. Ella la toca. Dura como una piedra. Se vuelve hacia la muchacha del sillón.

– Algún tipo de energía la rodea. ¿Qué es ésto?

La sacerdotisa advierte que hay un libro de tamaño mediano en el suelo. Uno muy antiguo. Lo recoge.

Ataque y Protección Avanzados –lee, y lo ojea–. ¿Qué te apuestas a que lo encontró en el Templo de las Tinieblas?

– ¡Está loco!

Rei empieza a notar cómo su mano dañada se ablanda, volviendo poco a poco a la normalidad. Por su parte, Jabi ha encontrado un papel blanco, a todas luces moderno, entre las páginas del libro.

– Ésto es lo que ha hecho: un escudo de tiempo –concluye, tras leer la página marcada.

– ¿Un qué?

– Un hechizo capaz de aislar a un ser o cosa en un cápsula donde el tiempo se ha detenido,  dice aquí.

Rei, sacudiendo su mano casi reestablecida, mira al inconsciente Koga, con cierto grado de admiración.

– Así que, a pesar de todo, ha logrado protegerla.

Jabi, que no ha apartado sus ojos de la lectura, añade:

– Pero la fuerza que ha invocado ha tenido que pasar a través de él para poder ser dirigida, y mucho me temo que puede haberle dañado.

– Sabía que algo no iba bien. Ha perdido la consciencia de sus límites.

– Nunca los ha tenido realmente –comenta Jabi, sentándose junto al joven del suelo–. Koga ha vivido en el filo del destino, manteniéndose en equilibrio, nunca ambicionando más de lo necesario. Pero ha perdido su unión con su corazón, y por tanto, ahora es un hombre entre las fauces de ese mismo destino.

– Su debilidad ha transformado su amor en obsesión.

– Calla. Éso ha sonado como un epitafio.

dissabte, 21 de novembre del 2009

GARO Fanfic – Exiled’s return, 6


Chapter 6: Penetration


Kaoru does not feel well when he comes. With a bouquet of white roses in one hand, which is a pleasant surprise by Kouga. She hoped he to run towards her, but just he stopped after crossing the threshold, as an imposing statue dressed in black and white, staring at the occupant of the aseptic room.

“Have you the purpose to remain there?”

Kaoru smiles, and wider when he approaches the bed.

“Is that for me?" She preads her good arm to the flowers, which Kouga seems to have forgotten. He gives them carefully, avoiding to touch her.

“Thanks”.

She hides her face among the flowers to escape Kouga’s staring. He should be happy to see her, he would have to ask what has happened, he would have to hold her, and taking her hands, and stroking her, to give her some security. He should be mad at who has done this. It is she who has a reason to stay like an idiot in his presence, because he was not there when she was attacked by a horror!

When finally he raises his head, his gaze stares at the floor now, and just he hears a big sigh. Just for a moment, he looks at her and let she to see the chaos, the self reproach, and the pain inside his heart. And they quickly disappear. An old barrier has been erected between them, one she did not expect to see again.

Knowing him as she does, Kaoru knows that she will not get anything from him, but remembered what Rei said as he brought her to the hospital: her double had seduced himself (and did you believe it?, she reproached him) and it had left kouga after shattering him.

“Rei told me what that horror did. You know I was not, right?”

“It really cheated to me”  he answers, looking at his knees.

“Didn’t you imagine it could be a horror?”

He shakes his head.

“I never heard of horrors able fully to get the shape of a human being. Zaruba didn’t ever noticed it. But today I have seen it as changing its shape”.

“Well, from now on, if I complain that someone has scratched me, you’ll ensure that I am, okay?”

Kaoru laughs halfheartedly. He turns to look at her and asks her to tell her experience. After telling, he remains pensive.

A doctor enters. Before he can say a word, Kouga assails him, at last showing some sense, which gives some relief of the young woman.

“Doctor, how’s she?”

“Are you her husband?”

“Almost. How’s she?”

“Miss Mitsuki has no family?”

“No”. Kouga is getting “Tell me how Kaoru is!”

The doctor, somewhat intimidated by Kouga’s stature, presence and persistence, is slow to answer, and when he does, he speaks slowly and prudently, unable to avoid to look at him instead of at her. But Kaoru does not feel uncomfortable about it: he has reasumed his role as protector, and that is something she needs now.

“The infection in her arm does not react to antibiotics. We do not know which the infectious agent is, but we are waiting the outcoming of some further tests. Then, everything will be easier”.

“Kaoru doesn’t have much time”  Kouga replies dryly.

The puzzled doctor leaves the room after hesitating a moment. Kouga has such a character, she thinks sympathetically with the leaving man. Kouga says without looking up.

“Doctors will find a virus or bacterium that is not from this world, but don’t worry, there are alternatives and I’ll find it”.

“Another Barankas fruit?”.

“Maybe”.

Slowly, he takes her hand and presses it with uncertainty unworthy of him. She does not dare to cross the new barrier, but fortunately he still is the same as always.

Her hand between his makes its way up, towards his face, forcing him to lower his head. He closes his eyes to feel this gentle touch. He puts his own hand over hers and looks at her, his eyes showing some hurt for a second time. She smiles slightly, until he breaks free and leaves.

Kaoru drops his arm on the bed. Her story repeats.

*     *     *

That night at home, Kouga receives Rei and Jabi’s visit. He explains the facts for the priestess to know.

“A horror that becomes its own victims, and that a madou jewels can’t detect?”

“If you haven’t heard about that” Rei says “clearly there's nothing to know, or it’s a recent mutation”.

“Don’t be so sure” Jabi replies”. I don’t know everything. Hav’you seen into the books?”

“No Makai book has a title suggesting the faintest such a thing" Kouga answers. “While I've been waiting for you, I’ve put an eye into the Yamada Classification of Horrors, without a success”.

“Perhaps, if we seek a Barankas fruit ...” Rei suggests.

“A couple of days ago” the priestess replies, “two workmates went to get one, but they didn’t found”.

“Is there anyone else in danger?”

“No. However we want to provide a conservational method for a Barankas fruit without it to lose its properties”.

“I wish ye be lucky”.

Kouga's voice has a slight tinge of desperation that Jabi can get. She goes to her chilhood friend, who is sitting and staring through the open window.

“Hey, maybe antivirals are surprising us...”.

The sigh he throws to her looks to want killing her, almost. He does not need any false hopes. She walks a pair of steps away.

“Jabi” and she turns to attend him again. “Teach me how to do a blood exchange”.

Silence.

“You're crazy” she complains at last. “To have you missing to save her is profitable? Or missing you both?”

“No one is going to be missing” he protests.

Rei gets up.

“This attitude is good most of the time, but doesn’t work always”.

“I refuse to risk Garo if there’s no substitute in training” Jabi adds firmly. “That would be irresponsible by me”.

Kouga looks at both of them, one after another. Then, move away from the window.

“If you doesn’t teach me, I'll take the books and I'll do it by my own.”

Another serious silence.

“This is insane” she whispers, shaking her head, and turns her back in disbelief.

“You're fooling yourself” Rei interjects. He approaches to the homeowner. He adds in a low voice, as if sharing a confidence. “I also know that faith coming from within the heart, which tells that you'll do what you set in your mind really. But you need to be balanced to be right, and you now you're not. Besides, you’re unable to see that Kaoru was not under the guise of that horror. You remained deceived until the last moment: your perception failed miserably and, now, you’re not able to give your blood to anyone. I’d dare to say -and I'm sorry- now, you’re unable to assume any risk”.

Kouga returned to the window and now his hands hold the frame of the open window, and his gaze is lost down among the soft lawn. He remains silent, his lips pursed in frustration, until his eyes have to close to bear his heart.

“Then, I look so bad?” He asked finally, trying to avoid leaving the room badly.

Jabi approaches him and places her hand on his shoulder, and presses gently.

“The Kouga I know would ignore all these arguments because his strength is not in words but in his heart. I wonder how that horror could to weaken you so much”.

“Just that” Rei understands it well, "because it attacked his  heart. It went after him. Absolutely”.

Jabi turns to the younger knight.

“Then, it may want to take advantage of that. But we’ll be unable to detect its presence, which compels us to inquire about such sort of horrors, beyond the need to save Kaoru”.

They both look at Kouga.

“Do you agree?” the priestess says.

He does not respond.

“Kouga!” Jabi forces him to look at her, and shakes him once. “Please react! This way you can’t protect either Kaoru or anyone!”

“I follow you” he replies at the end, getting rid of the girl’s hand roughly. “Somewhere there must be some info about them. Let's start with the Makai Encyclopaedia. Being three, we’ll finish early. We'll have to read all the definitions that look to have some possibilities. Jabi, start from the beginning, Rei, from the end, and I, after the first third of the book”.

dissabte, 14 de novembre del 2009

GARO Fanfic – Regreso de los exiliados, 6


Capítulo 6: Penetración


Kaoru no se encuentra muy bien cuando él llega. Con un ramo de rosas blancas en una mano, lo cual es una agradable sorpresa tratándose de Koga. Esperaba que corriera hacia ella, pero se para apenas atravesado el umbral, estatua imponente vestida de blanco y negro, con los ojos fijos en la ocupante de la aséptica habitación.

– ¿Piensas quedarte ahí?

Kaoru sonríe, y más acusadamente cuando él se aproxima a la cama.

– ¿Éso es para mí? –Extiende su brazo sano hacia las flores, las cuales Koga parece haber olvidado por completo. Se las da con extremo cuidado, evitando tocarla.

– Gracias.

Kaoru esconde su cara entre las flores, para huir de la fijeza de los ojos de Koga. Debería estar contento de verla, tendría que preguntarle qué le ha sucedido, tendría que abrazarla, tomarla de las manos, acariciarla, darle seguridad. Tendría que estar furioso con quien le ha hecho ésto. Es ella quien tiene razones para quedarse como un pasmarote en su presencia, ¡porque no estaba cuando un horror la atacó!

Cuando por fin levanta su cabeza, la mirada de él está fija ahora en el suelo, y apenas se oye un gran suspiro. Por sólo un momento, él la mira y le permite ver el caos, el reproche, el dolor que hay en su corazón. Y desaparece con la misma rapidez. Una vieja barrera se ha levantado entre ellos, una que ella no esperaba volver a ver.

Conociéndole, Kaoru sabe que no conseguirá arancarle nada, pero recuerda lo que Rei le dijo mientras la traía al hospital: que su doble le había seducido (¿y tú te lo creíste? le reprochó ella) y que había abandonado y destrozado vivo a Koga.

– Rei me ha contado lo que ha hecho ese horror. Sabes que no era yo, ¿verdad?

– Me engañó bien –respondió él, mirándose las rodillas.

– ¿No imaginaste que podía ser un horror?

Él niega con la cabeza.

– Nunca he sabido de horrores que adoptasen por completo la forma de un ser humano. Ni siquiera Zaruba se dio cuenta. Pero hoy lo he visto a medio transformarse.

– Bueno, a partir de ahora, si me quejo de que alguien me ha arañado, te asegurarás de que soy yo, ¿vale?

Kaoru bromea sin muchas ganas. Él vuelve a mirarla y le pregunta que le cuente su experiencia, tras lo cual permanece pensativo.

Un médico entra. Antes que pueda decir palabra, Koga le asalta, expresando por fin algo de sentimiento, para alivio de la joven.

– Doctor, ¿cómo está?

– ¿Es usted su marido?

– Casi. ¿Cómo está?

– ¿La señorita Mitsuki no tiene familia?

– No. –Koga se impacienta–. ¡Dígame cómo está Kaoru!

El médico, algo intimidado por la estatura, presencia e insistencia de Koga, tarda en responder, y cuando lo hace, habla despacio y prudente, sin poder evitar dirigirse a él en vez de a ella. Pero Kaoru no se siente molesta, pues sabe que él ha retomado su papel de protector, y éso es algo que ella necesita ahora.

– La infección de su brazo no responde a los antibióticos. Aún no sabemos cuál es el agente infeccioso, pero estamos esperando el resultado de más pruebas. Luego todo será más fàcil.

– Kaoru no tiene mucho tiempo –replica Koga con sequedad.

El desconcertado médico sale de la habitación tras dudar un momento. Koga es todo un personaje, piensa ella, comprensiva. Él le dice sin mirarla.

– Los médicos van a encontrar un virus o una bacteria que no es de este mundo, pero no te preocupes, hay alternativas y las encontraré.

– ¿Otro fruto de Barankas?

– Quizá.

Despacio, toma la mano de Kaoru y la aprieta con una inseguridad no propia de él. Ella no osa atravesar esa nueva barrera, pero por fortuna él es el mismo de siempre.

La mano entre las de él se abre paso hacia arriba, hacia su rostro, obligándole a él a bajar su cabeza. Él cierra los párpados ante el suave contacto. Pone su propia mano sobre la de ella y la mira, sus ojos dolidos por segunda vez. Ella le sonríe levemente, hasta que él se desprende y se va.

Kaoru deja caer su brazo sobre la cama. Su historia se repite.

*     *     *
Esa misma noche Koga recibe en su casa a Rei y a Jabi. Expone los hechos para el conocimiento de la sacerdotisa.

– ¿Un horror que se transforma en su víctima, y al que las joyas guía no pueden detectar?

– Si tú tampoco has oído hablar de éso –deduce Rei– o no existe, o es una mutación reciente.

– No necesariamente –replica Jabi–. Yo no lo sé todo. ¿Habéis consultado los libros?

– Ningún libro Makai tiene un título que sugiera nada remotamente parecido –responde Koga–. Mientras veníais he estado ojeando Clasificación Yamada de Horrores, sin éxito.

– Tal vez, si buscamos un fruto de Barancas... –sugiere Rei.

– Hace un par de días –replica la sacerdotisa– dos compañeras fueron a buscar uno, pero no encontraron.

– ¿Hay alguien más afectado?

– No. Sin embargo queremos provar un método de conservación sin que pierda sus propiedades.

– Ojalá tengáis suerte.

La voz de Koga tiene un leve matiz de desesperación que Jabi puede captar. Acude junto al joven, sentado y con los ojos fijos en la ventana abierta.

– Oye, puede que los antivirales den la sorpresa y funcionen, después de todo.

La mirada que le dirije él parece querer fulminarla. No necesita falsas esperanzas. Ella vuelve a levantarse y se aleja un par de pasos.

– Jabi. –Ella se vuelve para atenderle de nuevo.– Enséñame a hacer un intercambio de sangre.

Silencio.

– Estás loco –le reprocha ella al fin–. ¿Sale a cuenta perderte para salvarla a ella, o perderos a los dos?

– Nadie va a perderse –protesta él.

Rei se levanta.

– Esa actitud es buena la mayor parte de las veces, pero no siempre funciona.

– Me niego a arriesgar a Garo si no hay un sustituto en perspectiva –añade Jabi con firmeza–. Éso sería irresponsable por mi parte.

Koga los mira a ambos, uno tras otro. Se aleja hacia la ventana, junto a la cual vuelve a hablar.

– Si no me enseñas, cogeré los libros y lo haré por mi cuenta.

Otro grave silencio.

– Ésto es insensato –susurra ella, negando con la cabeza. Se vuelve de espaldas, incrédula.

– Te estás engañando a ti mismo –interviene Rei. Se acerca al propietario de la casa. Añade en voz baja, como haciendo una confidencia–.Yo también conozco esa fe que nace del corazón, que te dice que harás lo que te propongas de verdad. Pero hay que estar equilibrado para acertar y tú, ahora, no lo estás, y lo sabes. Además, fuiste incapaz de ver que Kaoru no estaba bajo la apariencia del horror. Te mantuvo engañado hasta el último momento: tu percepción falló estrepitosamente y no estás en condiciones de ceder tu sangre a nadie. Yo diría, y de veras que lo siento, que ahora eres incapaz de asumir riesgo alguno.

Koga apoya sus maos en el marco de la ventana abierta y su mirada se pierde abajo, entre el mullido césped del jardín. Permanece callado, con los labios apretados de frustración, hasta que sus ojos tienen que cerrarse en apoyo de su corazón.

– ¿Tan mal me veis? –pregunta al fin, tratando de evitar abandonar la sala de mala manera.

Jabi se le acerca y le coloca una mano suya en su hombro. Lo aprieta con suavidad.

– El Koga que yo conozco haría caso omiso de todos estos razonamientos porque su fuerza no está en las palabras, sinó en su corazón. Me pregunto cómo habrá logrado debilitarte tanto ese horror.

– Precisamente –Rei lo comprende bien– porque atacó a su corazón. Iba a por él. Rotundamente.

Jabi se vuelve hacia el joven caballero.

– Entonces, quizá quiera aprovecharse de lo que ha conseguido. Pero seremos incapaces de detectar su presencia, lo cual nos obliga a investigar sobre ese tipo de horrores, más allá de la necesidad de salvar a Kaoru.

Los dos miran a Koga.

– ¿Estás de acuerdo? –dice la sacerdotisa.

Él no responde.

– ¡Koga! –Jabi le obliga a mirarla y le sacude una vez–. ¡Debes reaccionar! ¡Así no puedes proteger ni a Kaoru ni a nadie!

– Os sigo –contesta al fin, soltándose de la muchacha con brusquedad–. En alguna parte tiene que haber información sobre ellos. Empecemos por la Enciclopedia Makai. Siendo tres, terminaremos antes. Tendremos que leer todas las definiciones que parezcan tener posibilidades. Jabi, empieza por el principio; Rei, tú por el final; yo, después del primer tercio del libro.

dissabte, 7 de novembre del 2009

GARO Red Requiem - Pictures

Update: March, 8th, 2010.

Found at the Forum Henshin Justice Unlimited

Also, now I have found a translation of the text in the picture here:

Saejima Kouga. He is the Golden Knight, inheriting the name GARO, one who has reached the highest level of the Makai Knights that fight an age-old battle with the Horrors. Even after defeating the strongest Horror "Messiah", he continued to fight alone...

Under the direction of Amemiya Keita, the new movie "GARO ~RED REQUIEM~" will be shot in full 3D. Set after the events of  the original GARO tv series, the main character will of course continue to be Saejima Kouga.

After experiencing heated battles with Horrors one after another, one can see how strong how Kouga has grown with one look at his sturdy back. The Makai Sword he holds in his hand also continues to grow in radiance. Saejima Kouga = Golden Knight GARO, his battle will continue on the big screen. And how will the 3D affect the retelling of this story?

The official release is set for 2010. Wait for it!

Thank you, Estrea!

Well, I think it is the translation because I know some of these words, including "Messhia" (メッシア at the picture).

Now, here there is a new picture got by the Google image-search engine.




Found at the forum of Henshin Justice Unlimited:


GARO Fanfic – Exiled’s return, 5


Chapter 5: “D” day


Kouga knows he is not at his best moment, although he tries hard to hide it. He should be training, but instead he sits on the grass in the front of his house, his nacked sword left at his side. His mind, far away, is focusing on a beautiful face that smiled and cursed at him indifferently. Zaruba no longer warns him, finally convinced that the young man needs a mourning time to heal his heart.

Often thoughts of death invade him. Kill or be killed, does it mind? Both of them would provide some relief. But he can not do anything. The last few nights, he has seen himself twice doing reckless maneuvers in his struggle against horrors, which Zaruba criticized harshly.

Also he planned to go against Rei, for revenge at least. He has even thought forcing Kaoru back, but he knows this would only attract his perdition. They are idle thoughts, he repeated bitterly to himself, but he can not help it. He is unbalanced, the center of his life has changed abruptly. Should he ask for the transfer and live far away?

He should not have been open to love. Never.

It takes a while to him to realize that someone is watching from nearby.

“What are you doing here?" He puts apart his sight from Kaoru. No enthusiasm, no surprise in his voice.

“How are you?”.

There is no kindness in her question. Better so, Kouga thinks.

“Do you care?”.

“Sure, you and I have been through a lot of things together”.

Her words still are not agree with the casual tone of her voice.

“It's true” he answers.

“Then, you don’t mind, right?”

She has come to stand beside him, but Kouga does not even look at her.

“Go away”.

“You’re as attentive as ever”.

Far from following his command, Kaoru sits beside him and goes on talking.

“You’re the best to put excitement into a woman’s heart, have no one said it to you?" Receiving no answer, she goes on. “I’d have done it long ago. You got into my life beyond words and, on top of that, you thought you’re doing well. I had a lot of patience. But, as now I'm free, I won’t keep remembering. I never wanted to hurt you, so I didn’t say anything. Even now I don’t want to, but my mind peace requires to put the record straight”.

Kouga’s frozen heart trembles by that ruthless tone and by those words, knowing that the torture has just begun. But he remains still, as he can not help it.

“Kouga, why didn’t leave me when I was stained by horror’s blood? Or, why didn’t you kill me? Did you know how much we’d have saved?”

“I told you I'd never regret. But apparently you do”.

Her short laugh cracks his inner ice. He rubs his face with one hand. She speaks again.

“Not exactly, but I was trying to convince myself that, at least, you deserved the compassion of one person, after all you had good intentions. Until your arms turned into a prison. Every kiss by you, in a emotional blackmail. And your wish to protect me became, excuses to keep me helpless as a child. Did you know that your love could be so much destructive?”

At last, he looks at her. Is she insane? Why does she say these things? Really could he unintentionally harmed her? He does not know if he succeeds in concealing his collapse. No effort to Kaoru by him has served the faintest, if what she says is true. Her words have tranformed the most sacred of his love into a masquerade. He drops his head slightly forward, gripped by a burnout he did not think to exist. His shoulders follow and eventually lays on the grass, staring at the sky without seeing it.

“You’ve told me what you wanted". Barely a whisper exits his throat “Now, leave”.

He is not surprised she does not move. On the contrary, she half lays beside him, and feels her hand stroking his hair. He does not have strength enough to reject it.

“In fact”, Kaoru adds, with a sticky sweetness “I’ve come to say goodbye. Think about it as a toast for the good moments we’re leaving behind”. She leans over and kisses his forehead. “Because of my innocence, I wanted to believe that I loved you”. Kiss at his nose. “Because you defended my dreams as fiercely as defended me”. On the corner of his mouth. “Because I want to thank you, even your clumsy way you loved me”. On his lips.

He does neither resist nor react. Only when his mouth opens and she invades it, an answer is provoked, though devoid of any affection -the wound is too deep- but wholly passionate, the only one allowed by his broken heart. His limbs suround her, and lets himself to be drived by his pain.

He just realizes that he pulls off some clothes of hers, or bitting her neck. He does not suspect anything when he can not lie her on the grass to put up. Nor when her lips get again attached to his, and seem to feel an unusual touch. And does not hear when Záruba cries to defend himself. His soul is going up his chest. Up and up. More voices screaming. Kaoru's lips continue draining his soul, which flies to hers, that's where it belongs. He feels the abandonment. Something is missing, something important.

The weight is removed from over him. The unmistakable sound of a sword slashing horror meat. An inhuman scream. "What’s up?" Kouga coughs violently for breath.

That on his mouth are not Kaoru's lips. It was like an airhole and was choking him, how he did not not realize? That thing get off easily, and he see Rei fighting Kaoru ... or not. Only a half of that thing is Kaoru. The other half ... a gray being with a confusing bulging round eye, a large and leathery wing, and something very long from its head, which wants to catch  him, and with black blood dripping from its end.

“What happens to Kaoru?” He shouts to his busy colleague.

“It's a horror”.

“So you're already tired of her”.

“Are you blind?”

Black blood, like a horror. ‘Kaoru’ loses her human form quickly, releasing some screams hindering its fight with the unarmored Silver Knight. So, what happened to Kaoru? Stunned, Kouga talks to Zaruba in a not good mood.

“Why haven’t you warned me?”

“I did. But you were too ‘busy’”.

Kouga snorts with impatience. He gets ready to help Rei, who is beginning to grief because, having lost all human form, the horror is fighting a lot better. Realizing it was going to have to deal with two Makai Knights, the being from another world chooses a tactical retreat, and flies. Rei throws a sword to it, without a success.

“Damn!", the younger knight moans.

“Zaruba, where is it?” The owner of the garden asks.

“Come on!" the tinny metal head replies, happy that, at last, he can feel the horror.

The speaking ring leads both knights for a swift succession of streets, until they see their prey disappear through a portal into the world of darkness.

“Zaruba” Kouga protest, “when did this gateway appear?”

“The last night. But don’t throw the anger at me. I didn’t want to take more trips than necessary. When you leave aside such suicide temptations, we’re going to do things right again”.

“Suicide temptations?” Rei looks ready to burst out laughing, but he thinks better as seeing the dangerous face of his colleague. But Rei is just Rei. “You really were willing to let you kill while you made it with that thing?”

"While I was what?”

Rei laughs, but Kouga still is looking very serious.

“All this amuses you very much, I see”.

“Come on, guy, you're missing some worldly culture, that's all”.

“Is this the sort of relationship you have with me: to watch me until you sees the first opportunity to stab me in the back?”

“What?”

But Rei is not slow to realize what his colleage is talking about.

“I ... I really thought she had left you ...”

Blow and groan. Kouga's fist was thrown against his stomach with all the force of his rage. Rei did not dodge. Neither he wanted to avoid it.

dissabte, 24 d’octubre del 2009

GARO Fanfic – Regreso de los exiliados, 5


Capítulo 5: Día “D”


Koga sabe que no está en su mejor momento, por mucho que intente disimularlo. Debería estar entrenándose, pero en vez de éso permanece sentado en el césped del jardín, su espada desnuda abandonada a lu lado. Su mente, lejos de allí, centrado en un bello rostro que indistintamente le sonreía y le maldecía. Zaruba ha dejado de advertirle, convencido al fin que el joven neceita un período de duelo para sanar su corazón.

Pensamientos de muerte lo invaden a menudo. Matar o ser muerto, ¿qué más da?, ambos aportarían algún alivio. Pero no puede hacer nada. Dos veces se ha sorprendrido a sí mismo las últimas noches haciendo maniobras temerarias en sus luchas contra los horrores: Zaruba se lo había reprochado con crudeza.

También ha pensado en emprenderla contra Rei, y así al menos tomaría venganza. Incluso ha considerado obligar a Kaoru a volver, pero sabe que ésto sólo serviría para atraerse la perdición. Ociosos pensamientos, se repite con amargura, pero no puede evitarlo. Está desequilibrado, a fin de cuentas el eje de su vida ha cambiado con brusquedad. ¿Debería pedir el traslado e irse a vivir lejos?

Nunca debería haberse abierto al amor.

Le lleva un buen rato darse cuenta que alguien lo está observando desde poca distancia.

– ¿Qué haces aquí? –Aparta su vista de Kaoru. Ningún entusiasmo, ninguna sorpresa en su voz.

– ¿Cómo estás?

No hay amabilidad alguna en su pregunta. Mejor así, piensa Koga.

– ¿Acaso te importa?

– Claro que sí, tú y yo hemos pasado muchas cosas juntos.

Sus palabras siguen sin ajustarse para nada al tono indiferente de su voz.

– Es cierto.

– Entonces no te molesto, ¿verdad?

Ella se ha acercado hasta permanecer de pie junto a él, pero Koga ni la mira.

– Vete.

– Tan galante como siempre.

Lejos de seguir su mandato, Kaoru se sienta a su lado y sigue hablando.

– Eres único para hacer palpitar de emoción el corazón de una mujer, ¿nunca te lo han dicho? –Al no recibir contestación, ella continua–. Yo debí hacerlo, hace mucho. Te metiste en mi vida hasta lo indecible, y encima creías que me hacías bien. Tuve mucha paciencia. Pero ahora que ya soy libre, no quiero seguir recordándolo. Nunca quise dañarte, y por éso he callado. Incluso ahora no quiero hacerlo, pero mi paz mental exige dejar las cosas claras.

El corazón helado de Koga tiembla ante el tono despiadado y ante las palabras, que le aseguran que su tortura no ha hecho más que empezar. Pero permanece inmóvil, convencido de que no puede evitarlo.

– Koga, ¿por qué no me abandonaste a mi suerte cuando fui manchada por la sangre de horror? ¿O por qué no me mataste? ¿Sabes todo lo que nos habríamos ahorrado?

– Te dije que nunca me arrepentiría. Pero al parecer, tú sí.

La breve carcajada que oye resquebraja su hielo interior. Se frota la cara con una mano. Ella habla de nuevo.

– No exactamente, pero trataba de convencerme a mí misma de que merecías la compasión de almenos una persona, a fin de cuentas tenías buenas intenciones. Hasta que tus brazos convirtieron en una cárcel, cada beso tuyo en un chantage emocional, y tus ansias protectoras en excusas para mantenerme indefensa como una niña. ¿No sabías que tu amor podía ser así de destructivo?

Él la mira por fin, ¿se habrá vuelto loca? ¿Por qué dice estas cosas? ¿De veras él la podido dañarla sin pretenderlo? No sabe si tiene éxito en ocultarle su desmoronamiento. Ningún esfuerzo suyo hacia Kaoru ha servido para nada, si lo que dice ella es cierto. Sus palabran han convertido lo más sagrado de su amor en una farsa. Deja caer su cabeza levemente hacia delante, presa de un agotamiento que no creyó que pudiera existir, sus hombros le siguen, y finalmente se tiende en el césped, mirando al cielo sin verlo.

– Ya me has dicho lo que querías decirme. –Apenas un hilo de voz sale de su garganta.— Ahora, vete.

No le sorprende que ella no se mueva de allí. Al contrario, se medio tiende a su lado y siente su mano acariciando su cabello. No tiene fuerzas para rechazarla.

– En realidad –añade Kaoru, ahora con una pegajosa dulzura– he venido a despedirme. Piensa en ello como un brindis por los buenos momentos que dejamos atrás. –Se inclina sobre él y la besa la frente–. Porque, en mi inocencia, quise creer que te amaba. –Beso junto a la nariz–. Porque defendiste a mis sueños tan fieramente como a mí. –En la comisura de la boca–. Porque quiero agradecerte que, incluso a tu torpe manera, me amaras. –En los labios.

Él no resiste ni reacciona. Sólo cuando se deja abrir la boca y ella la invade, provoca en él una respuesta, aunque carente de afecto –la herida es demasiado profunda– pero enteramente apasionada, la única que le permite su corazón desgarrado. Sus miembros la rodean y se deja llevar donde su dolor quiera conducirle.

Apenas se da cuenta que le arranca parte de la ropa, ni de que le muerde en el cuello. No sospecha nada cuando no puede tumbarla sobre el césped para colocarse encima, ni tampoco cuando los labios de ella, al volver a acoplarse a los de él, parecen tener un tacto raro, y no oye a Zaruba cuando le grita que se defienda. Su alma asciende por su pecho. Arriba, arriba. Más voces que le gritan. Los labios de Kaoru continuan drenando su alma, qué vuela hacia ella, ahí es donde debe estar. Él siente el abandono, algo le falta, algo importante.

El peso desaparece de encima suyo. El sonido inconfundible de una espada cortando carne de horror. Un grito inhumano. ¿Qué pasa? Koga tose con violencia para recuperar el aliento.

Éso en su boca no son los labios de Kaoru. Hacían ventosa y le estaban asfixiando, ¿cómo no se dio cuenta? La cosa se desprende con facilidad y ve a Rei luchando contra Kaoru... o no. Es Kaoru sólo la mitad derecha de su cuerpo. La otra mitad... una criatura grisácea con un desconcertante ojo redondo y saltón, un ala amplia y correosa, y algo muy largo que le sale de la cabeza, que parece querer alcanzarle y que gotea negra sangre por un extremo.

– ¿Qué le pasa a Kaoru? –grita a su ocupado colega.

– Es un horror.

– Así que ya te has cansado de ella.


– ¿Estás ciego, o qué?

Sangre negra, como un horror. “Kaoru” pierde su apariencia humana a gran velocidad, soltando grandes alaridos que entorpecen su lucha con el Caballero de Plata. Entonces, ¿qué ha sido de Kaoru? Desoncertado, Koga se dirige a Zaruba con no muy buenos modos.

– ¿Por qué no me has advertido?

– ¡Lo he hecho! Pero  estabas demasiado “ocupado”.

Koga resopla de impaciencia. Se dispone a ayudar a Rei, que está empezando a pasarlo mal porque,  al haber perdido por completo la forma humana, el horror está luchando mejor. Al darse cuenta que iba a tener que vérselas con dos Caballeros Makai, el ser de otro mundo opta por una retirada estratégica y se va volando. La espada que le lanza Rei no logra alcanzarlo.

– ¡Maldición! –se lamenta caballero más joven.

– Zaruba, ¿dónde está? –pregunta el dueño del jardín.

– ¡Vamos! –responde la diminuta cabeza metálica, feliz de que, por fin, puede captar al horror.

El anillo parlante guía a los dos veloces caballeros por una sucesión de calles, hasta que ven desaparecer a su presa a través de un portal al mundo de las tinieblas.

– Zaruba –protesta Koga– ¿cuándo ha aparecido ese portal?

– Esta última noche. Pero no me eches la bronca a mí. No he querido llevarte a más excursiones de las estrictamente necesarias. Cuando te pasen las tentaciones suicidas volveremos a hacer las cosas bien.

– ¿Tentaciones suicidas? –Rei parece a punto de soltar una carcajada, pero lo piensa mejor en cuanto ve el rostro atormentado de su colega. No obstante, Rei es Rei.– ¿De veras estabas dispuesto a dejarte matar mientras te dabas el lote?

– ¿Mientras me daba el qué?

Rei se rie, pero Koga lo está mirando con suma seriedad.

– Todo ésto te divierte mucho, por lo que veo.

– ¡Vamos, hombre, te falta cultura mundana, éso es todo!

– ¿Ésa es la relación que quieres tener conmigo, observarme hasta que se te presenta la primera oportunidad para apuñalarme por la espalda?

– ¿Cómo?

Pero Rei no tarda en darse cuenta de qué está hablando su amigo.

– Yo... de veras pensé que ella te había dejado...

Golpe y gemido. El puño de Koga se había lanzado contra su estómago con toda la fuerza de su rabia. Rei no lo esquivó. Ni quiso esquivarlo.

dissabte, 10 d’octubre del 2009

GARO Fanfic – Exiled’s return, 4


Chapter 4: Seduction


Poisoned Edge knows that its great moment is near. Once again it congratulates itself to find Kaoru: the young human woman also keeps in her mind the key to destroy Garo, and this is what it is doing. To get him angry was not its plan, never, because it would have little chance to defeat him. Indeed, facts proved that he could become another abomination.

Because of Kiva  and Barago, the Bariri horrors were forced into the exile. Abominations are not only predators, but do not tolerate any competition. And because of Kiva, Meshia had been asleep and left unable to care for them. No more abominations!

It raises its Kaoru’s eyes toward Rei, the Makai Knight who expects to conquer her. He’s so dreamy. It will deal with him afterwards. But it should be careful: he has looked at it several times with suspicion.

“Kaoru” he interrupts its thoughts “what’s happening?”

“Now, nothing at all”. She gave him the best smile within Kaoru’s repertoire.

But he does not smile, and Poisoned Edge begins to suspect she has done something she should not, in spite she does not recall to lower her guard.

“ I needed to get off from that house!”  she tries to explain. “I lacked air, and safety!”

“Even in cases of severe mistreatment, the most of couples take pretty time to stop loving each other, but you have done it quickly”.

The horror, which has not found anything as that within Kaoru's mind, feels that the knight is about to uncover her, she need to improvise. She approaches him, slowly, and trying to sadden her eyes. She caresses both his arms.

“I don’t know. It’s happened. How important is it?” Her hands reach the young man’s neck.

“Really" her host went on, somewhat tired and resigned,  “ar’you taking advantage of my feelings, too?”

Kaoru/Poisoned Edge did not let transpire any surprised in front of the knight’s vulnerability.

“Rei ...”

“Hav’you ever loved Kouga?”

“If that's what you think about me, why did you help me?”

Her host does not respond. He, himself, does not know why he does it. Humans are surprisingly manipulable. So many possibilities for some Bariri with initiative!”

“Well," she finishes and turns her back to him. ”I'll go, I won’t force you to do anything”.

She turns her head slightly back towards the young man, her eyes almost tearful.

“Bye”.

Before she did the second step to the door, she feels caught her arm. Poisoned Edge can not suppress a smile of triumph. Not only she does not turn back, but her head falls forward smoothly.

“Don’t leave”.

*     *     *

After only two days, Rei forgot his fears about Kaoru’s apparent cruelty. Rather, he works hard forgetting it. So, he wants to give her a beautiful necklace that belonged to Shizuka. As she has gone to work, he looks for it to give her a surprise when coming back.

But that necklace, which he remembers very well, is not among Shizuka’s jewels. Is it lost? A memory comes to him as once she lost an earring, or a bracelet, without an apparent cause, and some time later it appeared also mysteriously enough, when its owner had lost any hope of finding it. He used to tell her, as a joke, that if she did not watch better, some day the gnomes were going to take her away.

Walking guided by his instinct, he smiles as she realizes where he has arrived. The underground of the house. Shizuka and he had explored it hundreds of times, and it had been their favorite place to play hide-and-seek. It is a room, a cellar, two storage rooms, and a hidden passageway cut into the rock, which leads to a few hundred meters away, and whose end was sealed shortly after he was adopted by the Silver Knight, to avoid childish pranks. Time ago, it must have been a very handy outlet. Rei walks, nostalgic, and a bit sad because Kaoru does not seem the type of girls who explores with you.

Suddenly, he cocks an ear. What’s that?

Just when he thinks that he begins to imagine weird things, he hears something again. A whimper? Nonsenses, who can be here! But he furthers into the dark passage, and then he have no doubts anymore: someone is crying softly.

“Who’s here?” His voice is high, clear, imperative.

The sobs end.

“Who’re you?” insists the owner of the place.

“Help! Help me, please” said an exhausted female voice.

diumenge, 4 d’octubre del 2009

GARO Fanfic – Regreso de los exiliados, 4


Capítulo 4: Seducción


Filo Envenenado sabe que su gran momento se acerca. Una vez más, se felicita por haber dado con Kaoru: la joven humana también guarda en su mente la llave para destruir a Garo, y éso es lo que está haciendo. En ningún momento enfadarlo entró en sus planes, pues habría pocas posibilidades de vencerlo y, además, los hechos habían demostrado que era capaz de convertirse en otra abominación.

Por culpa de Kiva y Barago, los horrores Bariri habían tenido que exiliarse, pues las abominaciones no sólo son depredadores, sinó que no toleran competencia de ningún tipo. Y también por culpa de Kiva Meshia había sido dormida y dejada incapaz de velar por los Bariri.¡No más abominaciones!

Levanta sus ojos hacia Rei, el caballero Makai que cree que va a conquistarla. Iluso. Luego se ocupará de él. Pero mientras debe ir con cuidado: le ha mirado varias veces con sospecha.

– Kaoru –interrumpe él sus pensamientos, preocupado– ¿qué te pasa?

– Ahora ya nada. –Obsequia a su anfitrión la mejor sonrisa que encuentra en el repertorio de Kaoru.

Pero él no sonrie, y Filo Envenenado empieza a sospechar que ha hecho algo que no debería, aunque no recuerda haber bajado la guardia.

– ¡Quería salir de esa casa! –trata de explicarse–. ¡Me faltaba aire, y seguridad!

– Incluso en los casos de severos malos tratos las parejas tardan en dejar de amarse, pero a ti te ha pasado muy deprisa.

El horror, que no ha encontrada nada semejante en la mente de Kaoru, siente que el caballero está a punto de descubrirle. Necesita improvisar. Se acerca a él, despacio, tratando de entristecer sus ojos. Le acaricia ambos brazos.

– No lo sé. Sólo ha pasado, ¿tan importante es? –Sus manos llegan al cuello del joven.

– ¿De veras –continua su anfitrión algo fatigado y resignado– vas a aprovecharte también de mis sentimientos?

Filo Envenenado no deja que trasluzca su sorpresa ante la vulnerabilidad del caballero.

– Rei...

– ¿Alguna vez amaste a Koga?

– Si éso es lo que piensas de mi, ¿por qué me ayudas?

Su anfitrión no responde. Ni él mismo sabe por qué lo hace. Los humanos son sorprendentemente manipulables, ¡cuántas posibilidades para un Bariri con iniciativa!

– Muy bien –concluye, y se vuelve de espaldas–. Me iré, no quiero obligarte a nada.

Vuelve un poco la cabeza hacia el caballero, sus ojos casi llorosos.

– Adios.

Antes de dar el segundo paso hacia la puerta, nota su brazo cogido. Filo Envenenado no puede reprimir una sonrisa de triunfo. No sólo no se da la vuelta, sinó que su cabeza cae hacia delante con suavidad.

– No te vayas.

*     *     *

Apenas dos días después Rei ha olvidado sus temores sobre la aparente crueldad de Kaoru. Más bien se esfuerza en olvidarlos, y por ello quiere obsequiarla con un bonito collar que perteneció a Shizuka. Aprovecha que ella se ha ido a trabajar para buscarlo y darle la sorpresa cuando llegue.

Pero el collar, qué él recuerda vívidamente, no está entre las joyas de Shizuka. ¿Lo perdió? A su memoria viene que de vez en cuando ella perdía un pendiente, o una pulsera, sin causa aparente, y aparecía igual de misteriosamente tiempo después, cuando su propietaria ya había perdido la esperanza de encontrarlo. Él solía comentarle, a modo de broma, que si no vigilaba un día los duendes se la llevarían a ella.

Anda sin rumbo, dejándose guiar por su instinto, hasta que sonríe al ver dónde ha llegado. Los subterráneos. Shizuka y él los habían explorado cientos de veces, y había sido su lugar predilecto para jugar al escondite. Consta de una sala, la bodega, dos trasteros y un pasadizo escondido excavado en la roca que conduce a unos doscientos metros de allí, cuya salida se selló poco después que él fuera adoptado por el Caballero de Plata, para evitar travesuras infantiles. En su tiempo debió ser una vía de escape muy práctica. Se pasea, nostálgico, algo triste porque Kaoru no parece ser del tipo de chicas que explora contigo.

De pronto, aguza el oído. ¿Y éso?

Justo cuando cree que empieza a imaginarse cosas, otra vez oye algo. ¿Un gemido? Tonterías, ¡quién puede estar aquí! Pero se adentra más en el oscuro pasadizo, y entonces ya no tiene ninguna duda: alguien está llorando.

– ¿Quién hay aquí? –Su voz, alta, clara e imperativa.

Los gemidos callan.

– ¿Quién eres? –insiste el dueño del lugar.

– ¡Socorro! Ayudadme, por favor –dice una agotada voz femenina.

diumenge, 13 de setembre del 2009

GARO Fanfic – Exiled’s return, 3


Chapter 3: Abduction


A lot of kilometres away, Rei, which illusion gets above his concern every time that his beautiful guest smiles, ceremoniously serves her a large piece of homemade chocolate cake. He feels happiness, and fears talking about the reason for her presence. He does not want any misunderstandings. He does not want to hurt Kouga. He does not want throw off Kaoru. And he is alone. I'll tell her tomorrow, he decides for the umpteenth time.

“... Then he pushed me an I fell and got hit with ...”

His inner conflict has prevented him from hearing all the talk of the girl, but these words penetrate his heart like arrows.

“What?” He rises from his chair. "Kouga batters you?”

“It wasn’t the first time”.

Rei takes his seat, brings it close to her, and sits with a gentleness very different his screams inside himself, but the girl has a hint of this when he talks with clenched jaws.

“I’ll kill that arrogant prat”.

“No...” Kaoru responds quickly. Her eyes wander his face, and soon her pale fingers do the same. “For me it’s enough what you intended”.

The young man takes that hand that tortures him and dares to kiss it.

“You can stay as long as you wish”.

*     *     *

When Kaoru goes to work next day, her mind barely registers traffic lights, people and various obstacles that her bike circumvents. Being so difficult to communicate to Kouga, she knows being helpless to deal with anything annoying him. Also, she also knows that her heart should not be so vulnerable, since he is like this. How is she going to be able to fix anything, if he does allow? She is begining to doubt that both of tham might have a chance as a couple, when she sees there is something in her way.

One person. A woman. A duplicate of herself! Her bike stops so abruptly that she is about to fall down. The look coming back from her ‘alter ego’ is hard, and her lips twist in a grimace from a nightmare.

As soon as she may leave her astonishment, her survival instinct warns her that running away is the best thing to do. But the stranger embraces and pushes her behind some bushes in the next garden. And everything becomes dark.

*     *     *

On waking, Kaoru hears noise. Stones, earth, vibration, snorts. She has a headache. She open her eyes to discover that she sees nothing.

“Who's there?”

An almost animal growl is replied from a distance. She is lying on round and her arms and legs are tied. Then, she remembers that strange woman, an exact copy of herself who met her... something is very wrong.

“Who are you?”

This time, her captor ignores her. But, as her eyes adjust to the darkness, she see someone in motion, as if digging in a rocky wall with bare hands, a strange gray one. When that being looks back, attracted by her movements, she uncovers its surprisingly circular eyes, a mouth without lips, no ears and a pair of very long and thick filaments in his head, apparently very flexible. What’s that? An alien?

“What are you?” Her voice trembles.

Only a lot of grunts answer her. Somehow, the girl knows they were trying to tell something. Just she begins to wonder what kind of language it may be, an shock shakes her whole body. Not again!

Her screams alarmed the horror, enough to plug the mouth hastily, after it teared up her shirt, and it was left in tatters. She can do nothing else, exceptint watching as the bug completes its work. Where is Kouga?

Kaoru is thrown into the fresh wall hole unceremoniously, which brings her several bruises over her body. Then, the horror destroys the bandage of her arm. It growls, annoyed. It rips more fabric off her shirt and cleans her wound thoroughly but uncaringly, from the remnants of disinfectants and reinvigorating medical substances there, and ignoring her tireless efforts by screaming in pain.

When she thinks that torture is over, one of the very long gray antennae bends forward to her. After removing cloth piece from her mouth, it forces its opening and introduces itself almost to her throat, and secretes something that she only can swallow up and almost drowns her. Then, the end of the other antenna downs to her wounded arm and places itself inside the big bruise. Kaoru feels as it touches everything there, but her heart is too horrified to allow another reaction than crying, and she even not notices that her wound bleeds again. After removing the antenna, the being from another world pours its own saliva, causing a severe nausea to the unfortunate young woman, but it cuts through the bleeding.

Upon completion, the horror unleashes her and clogs the place with stones, together with a mortar made with other drainage from its antennae. The living space available to Kaoru is very narrow, with a hemispherical shape with a hole in its center of the newly built wall, head-sized.

Kaoru looks out shyly, and watches the gradual transformation of the horror to become... herself!

Shortly, after the fake Kaoru turns and smiles, with that devilish grin that showed to the first time they met.

“At last I can talk like a human!”

While dressing with the cloths that had been prepared, it goes on talking.

“Actually, you humans are weak and paranoid, I’m surprised that your species was able to propagate so much. For you to know, I’have done you to swallow is human food, particularly apple, chips and Coke, which I predigested especially for you”.

A violent spasm of revulsion shakes Kaoru’s stomach. She vomits.

“Just as I said: full paranoid”. The horror shrugs and, having finished dressing, put a patch looking as hers on tits arm to make the resemblance completed. “Well, I’m going with your two boyfriends. Don’t look at me like this, I know how to manage them. It’s you who should learn! When I need to copy you, I’ll feed you again. Your DNA is so loose that it remains very few time. It’s unbelievable that nature had allowed all you to survive!”

She needs Kouga. Why he’s not here, with her?, She thinks, as her stomach is getting empty.

*     *     *

“I’m collecting my things. I’m leaving”.

A stunned Kouga looks at her, who crosses the threshold quietly after dropping this bomb, and at Rei Suzumura, who follows her.

“What?”

“I'll explain ...” Rei says, falsely helpful.

“You stay out!” he interrupts.

Kaoru goes upstairs, out of the sight, but Rei remains in front of the homeowner, thus preventing he to follows the girl in demand of explanations.

“Rei!” she shouts from upstairs.

“You see, I can get involved”, the visitor turns to smile, but a strong hand grabs his arm when he heads to the stairs.

“What hav’you done to her?” Kouga's tone is dangerous.

“It’s me who you’re talking about? Better you’d ask to yourself!”

The unwitting host grabs the lapels of his black trench coat, ready to fight for what is his, and pushes him until hitting twice the wall that stops them, and achieving a slight moan by his opponent.

“Stop your guessing! Why Kaoru suddenly decided to leave this house?”

“Apparently, you're not man enough for her”.

The owner's fist flies into the face of the visitor, which dodges, and responds by raising his knee, to hit air.

“Rei, why don’t come upstairs? You don’t expect me to carry everything by myself!

“Coming!” he answers, and gets away from Kouga.

Both men see her at the top of the stairs, oblivious in front of the witnessed scene, and that surprises them. But, being excited one of them, and dazed the other one, both ignore this signal.

Kouga climbs the stairs after Rei, and watches them collecting clothes, tieing boxes, cleaning brushes, while he feels a dagger poking into his heart. And, as he understands that nothing can be done, his spirit is fading.

“Why?" is all he can tell when she walks past him to leave the house. She stops to look at him.

“D’you ask me? Your memory is very bad, you’d go to the neurologist”.

“Kaoru ...” Kouga holds her arm, still refusing to believe what happens before his eyes.

In turn, Rei grabs him.

“Don’t touch! How dare you!”

Kouga goes against him, all his prostration disappeared suddenly. One of his hands flies to the visitor's neck, while the other tries to get free from Rei’s hand.

“Damn you! What hav’you done to her? What Makai tricks or not Makai tricks have you resorted to brainwash her?"

Rei does not feel easy to respond by the pressure of his opponent on his neck. Locked like this, no one notices Kaoru slightly smirking.

“Enough!" She squeals a bit later. She forces her to release themselves with an amazing strength, and faces Kouga. “Don’t you still have a memory? I’ll refresh it. I'm sick of being treated like a little girl. I'm sick of you shaking me, hitting me, pushing me ...

“What...?” Kouga can not even hear his own voice. His eyes have been opened excessively.

“... Keep your house and decorate it like a cemetery, if you like, so I can’t to see you again. I can’t bear you anymore!”

Kaoru turns around and drags Rei. Kouga watches them leaving, his heart become ice. He does not understand why she has lied, nor why she has left. Now it is hard for him to believe that Rei was able to do anything about. The girl did not seem at all influenced by anyone, by contrast, he has seen her more secure than ever before. Now, she is someone who does not need to be protected: in other circumstances, he would been happy. But something has changed too much, she no longer has affection for him. Even, he begins to feel her far. He has lost his beloved one, and this is the only real thing.

“Kouga,” the little metal head on his finger says, “don’t let this to get you”.

Zaruba pauses, but seeing that the boy does not even seem to have heard it, he adds:

“Why Kaoru has spoken like this? Something serious is happening to her, I know!”

Kouga drops his head forward. Probably she remained with him only because she was grateful. And this was the only way she saw to get rid of him. His feelings have blinded himself to the truth.

divendres, 11 de setembre del 2009

GARO Fanfiction - Update

Two new Italian fanfic:

(No tittle), by L_unanera
Romantic.

A new chapter of Botan's Garo Second Season.
3: Madre.

GARO Fanfic – Regreso de los exiliados, 3


Capítulo 3: Abducción


A muchos kilómetros de distancia, un Rei presa de una ilusión que se impone a su inquietud cada vez que su bella invitada le sonríe, le sirve ceremoniosamente un gran pedazo de pastel de chocolate hecho en casa. Se siente feliz, y teme abordar otra vez la razón de su presencia. No quiere malentendidos. No quiere herir a Koga. No quiere echar a Kaoru. Y está solo. Ya se lo diré mañana, decide por enésima vez.

– ...Y entonces me empujó, me caí y me golpeé con...

Su conflicto le ha impedido oir toda la charla de la muchacha, pero estas palabras penetran en su corazón como flechas.

– ¿Qué? –Se levanta de su silla–. ¿Koga te maltrata?

– No es la primera vez.

Rei toma su asiento, lo trae junto al de ella, y se sienta con una suavidad que desmiente lo que grita en su interior, pero la chica tiene algún indicio de ello cuando él habla casi con las mandíbulas apretadas.

– Mataré a ese prepotente.

– No... –se apresura a responder Kaoru. Sus ojos se pasean por el rostro de él, y pronto sus pálidos dedos hacen lo mismo–. Para mí es suficiente tu intención.

El joven toma esa mano que lo martiriza y se atreve a besarla.

– Puedes quedarte todo el tiempo que quieras.

* * *

Cuando Kaoru marcha a trabajar al día siguiente, su mente apenas registra los semáforos, personas y obstáculos diversos que sortea con su bicicleta. Siendo tan difícil la comunicación con Koga, sabe que está desarmada para hacer frente a cualquier cosa que le contraríe. Y también sabe que su corazón no debería ser tan vulnerable, puesto que él es así. ¿Cómo va a poder arreglar algo, si él no le da pie? Está empezando a dudar que ambos tengan alguna oportunidad como pareja, cuando advierte que hay algo en su camino.

Una persona. Una mujer. ¡Un duplicado de sí misma! Su vehículo se detiene de forma tan brusca que está a punto de caerse. La mirada que le devuelve su alter ego es dura, mientras que sus labios se tuercen en una mueca de pesadilla.

Cuando puede salir de su estupefacción, su instinto de conservación le advierte que lo mejor es salir corriendo. Pero la extraña la abraza y la empuja tras unos matorrales de jardín próximos. Y todo se vuelve oscuro.

*     *     *
Al despertar, Kaoru oye ruídos. Piedras, tierra, vibración, resoplidos. Le duele la cabeza. Abre los ojos para descubrir que no ve nada.

– ¿Quien hay ahí?

Un gruñido casi animal le responde desde una cierta distancia. Está tendida en un suelo de tierra y tiene atados brazos y piernas. Entonces recuerda a la extraña, esa copia exacta de sí misma que le salió al paso... algo anda muy mal.

– ¿Quién eres?

Su captor, o captora, la ignora esta vez. Pero a medida que sus ojos se acostumbran a la oscuridad ve a alguien en movimiento, como excavando en una pared rocosa a mano desnuda, una extraña figura grisácea. Cuando el ser se vuelve para mirarla, atraído por sus movimientos, descubre unos ojos sorprendentemente circulares, boca sin labios, ausencia de orejas y un par de muy largos y gruesos filamentos en su cabeza, aparentemente muy flexibles. ¿Qué es éso? ¿Un extraterrestre?

– ¿Qué eres? –Su voz, tiembla.

Sólo una serie de gruñidos le contestan y sin embargo, la muchacha sabe que el ser trata de decirle algo. Apenas empieza a preguntarse qué tipo de lenguaje puede ser, una conmoción sacude todo su cuerpo. ¡Otra vez no!

Sus gritos alarman al horror lo suficiente como para taponarle la boca apresuradamente, tras arrancar trozos de tela que dejaron su blusa convertida en harapos. Nada más puede hacer, salvo contemplar como el bicho completa su obra de excavación. ¿Dónde está Koga?

Kaoru es arrojada al entrante en la pared recién hecho sin contemplaciones, lo que le vale golpes en distintas partes del cuerpo. A continuación el horror le destroza el vendaje. Gruñe contrariado. Arranca más tela de su blusa y limpia, concienzudamente pero sin cuidado, su herida de los restos de sustancias desinfectantes y regenerantes, ignorando los esfuerzos denodados de ella por gritar de dolor.

Cuando cree que la tortura ha terminado, las larguísimas antenas grises se doblan hacia delante, en su dirección. Tras quitar el trapo de su boca, una de ellas fuerza su apertura, se introduce hasta casi la garganta y secreta algo semilíquido que ella sólo puede tragar hasta casi ahogarse. Luego, el extremo de la otra antena desciende hasta su brazo y se introduce en su gran desgarro. Kaoru siente como lo toca todo ahí, pero su corazón está demasiado horrorizado como para permitirle una reacción que no sea la del llanto, y ni siquiera advierte que su herida vuelve a sangrar. Tras retirar la antena, el ser de otro mundo vierte su propia saliva, causando severas nauseas a la desdichada joven, pero ello corta la hemorragia.

Al terminar, el horror la desata y tapona lo excavado con piedras, unidas con un mortero a base de otra secreción de sus antenas. El espacio vital con que cuenta Kaoru es muy estreño y de forma semiesférica, con un agujero en el centro de la pared recién construída del tamaño de una cabeza.

Kaoru se asoma tímidamente y asiste a la progresiva transformación del horror... ¡en ella misma!

Poco después la falsa Kaoru se vuelve y le sonrie con esa mueca infernal que le mostró la primera vez que la vio.

– ¡Por fin puedo hablar como los humanos!

Mientras se viste con ropa que había tenia allí preparada continua hablando.

– Realmente los humanos sois débiles y paranoicos, me sorprende que vuestra especie se haya podido propagar tanto. Para que te enteres, éso que te he hecho tragar es comida de la vuestra, concretamente manzana, patatas fritas y cocacola, que predigerí especialmente para ti.

Un violento espasmo de asco sacude el estómago de Kaoru. Vomita.

– Como he dicho: paranoica perdida. –El horror se encoge de hombros y, habiendo terminado de vestirse, se coloca su parche de la herida en el brazo para que la semejanza sea completa–. Bueno, voy con tus dos novios. No me mires así, sabré cómo tratarlos. ¡Eres tú quien deberías aprender! Volveré a alimentarte cuando necesite copiarte de nuevo. Vuestro ADN es tan flojo que se mantiene poco tiempo. ¡Increible que la naturaleza os haya permitido sobrevivir!

Necesita a Koga, ¡por qué no está aquí, con ella?!, piensa, mientras su estómago se está vaciando.
*     *     *

– Vengo a recoger mis cosas. Me voy.

Koga la mira estupefacto, a ella, que cruza el umbral de la puerta tranquilamente tras soltar esta bomba, y a Rei Suzumura, que la sigue.

– ¿Cómo?

– Yo te lo explico... –interviene Rei, falsamente servicial.

– ¡Tú no te metas! –le interrumpe.

Kaoru sube la escalera y se pierde de vista, pero Rei permanece frente al dueño de la casa, impidiendo así que éste suba a pedirle explicaciones a la chica.

– ¡Rei! –grita ella desde arriba.

– Ya ves: sí que puedo meterme, –vuelve a sonreir el visitante, pero una poderosa mano le agarra un brazo cuando se dirige hacia la escalera.

– ¿Qué le has hecho? –El tono de Koga es peligroso.

– ¿Quien, yo? ¡Éso deberías preguntártelo a ti mismo!

El involuntario anfitrión le agarra las solapas de su gabardina negra, dispuesto a luchar por lo que es suyo, y lo empuja hasta golpear con él dos veces la pared que los detiene, arrancando un leve gemido de su oponente.

– ¡Déjate de adivinanzas! ¿Por qué Kaoru ha decidido de repente dejar esta casa?

– Al parecer no eres lo suficientemente hombre para ella.

El puño del dueño de la casa vuela hacia la cara del visitante, qué lo esquiva, y responde levantando su rodilla para golpear al aire.

– Rei, ¿se puede saber por qué no vienes? ¡No pretenderás que yo cargue con todo!

– ¡Ya voy! – responde, zafándose de Koga.

Ambos hombres la ven asomada  al rellano de la escalera, indiferente a la escena que ha presenciado, cosa que les sorprende. Pero, ilusionado el uno y ofuscado el otro, no hacen caso de la señal.

Koga sube los pendaños tras Rei, y los observa recoger ropas, atar cuadros, limpiar pinceles, mientras siente su corazón como siendo hurgado por una daga. Y a medida que comprende que nada puede hacer, su ánimo se va apagando.

– ¿Por qué? –es lo único que puede decirle a ella cuando pasa por su lado al salir de la casa. Ella se para a mirarlo.

– ¿Y me lo preguntas? Tu memoria es muy mala, deberías ir al neurólogo.

– Kaoru... –Koga la retiene por un brazo, resistiéndose aún a creer lo que sucede ante sus ojos.

A su vez, Rei le agarra a él.

– ¡No la toques! ¡Cómo te atreves!

Koga se vuelve contra él, toda su prostración desaparecida de repente. Una de sus manos vuela al cuello del visitante, mientras la otra trata de liberarse de su zarpa.

– ¿Qué le has hecho, maldito? ¿A qué artimañas Makai o no Makai has recurrido para lavarle el cerebro?

Rei no lo tiene fácil para responder con la presión de su oponente en el cuello. Así enzarzados, ninguno de ellos advierte la leve sonrisa satisfecha de Kaoru.

– ¡Ya basta! –chilla algo más tarde. Los obliga a soltarse con una fuerza sorprendente y se enfrenta a Koga–. ¿Sigues sin tener memoria? Yo te la refresco. Estoy harta de que me trates como a una niña pequeña. Estoy harta de que me zarandees, me pegues, me empujes...

– ¿Qué...? –Koga ni siquiera puede oir su propia voz. Sus ojos se han abierto desmesuradamente.

– ...Quédate con tu casa y decórala como un cementerio, si quieres, con tal de no volver a verte. ¡Que te soporte tu madre!

Kaoru se da la vuelta y arrastra a Rei tras de si. Koga los ve marcharse con su corazón convertido en hielo. No entiende por qué ella ha mentido, ni comprende por qué le ha dejado. Ahora ya le es difícil creer que Rei le haya podido hacer algo. La muchacha no parecía en absoluto influenciada por nadie, al contrario, la ha visto más segura que nunca. Es alguien que no necesita que la protejan: en cualquier otra circunstancia, él se habría alegrado. Pero algo la ha cambiado de una forma extrema, ya no tiene afecto alguno por él, i él mismo la empieza a sentir lejana. Ha perdido a su amada, y ésto es lo único real.

– Koga –la cabecita metálica en su dedo interviene– no permitas que ésto te afecte.

Zaruba hace una pausa, pero viendo que el joven ni siquiera parece haberlo oído, añade:

– ¿Por qué ha hablado así Kaoru? Le está pasando algo serio, ¡lo sé!.

Koga deja caer su cabeza hacia delante. Probablemente, ella sólo estaba con él por agradecimiento, y ésta ha sido la única manera que ha visto para deshacerse de él. Sus propios sentimientos deben haberlo cegado a la verdad.